Supongamos que corriera a tu lado,
a tu veracuando veo esos monstruos en tus labios.
No sería el día a día tan tormenta, una osadía…
sin embargo, las palabras no se van.
¿Me querrías si no fuera tan torpe?
¿Me querrías si no fuera tan así?
Supongamos que sintiera no abrazarte tan siquiera
cuando tengo tanto miedo de mis sueños.
El disfraz caducaría y esa herida volvería
aunque la hemorragia seque con tu sal.
¿Me querrías si no fuera tan cobarde?
¿Me querrías si esto fuera el fin?
No saldría siempre el sol a componer esta canción de amor.
¿Me darías la vida que te di?
Supongamos que dijera que no sigo ya esas huellas,
una historia compartida sin ternura.
Hay lamentos de una vida que jamás soportaría,
por ejemplo cuando no sé estar bien.
¿Me querrías si no fuera tan ciego?
¿Me querrías si me dejaras ir?
Supongamos que intentase describirte en una frase,
hay momentos definidos en tu nombre.
Tu cabello agitaría una triste despedida.
Cuando tú me necesitas, no sé estar.
¿Me querrías si no fuera yo mismo?
¿Me querrías si no me viera en ti?
No saldría siempre el sol a componer esta canción de amor.
¿Me darías la vida que te di?
“Amarte debe doler demasiado” -eso te dije-y bajé del taxi.
En ese fugaz instante, aparcados y desahuciados,
en aquel asiento trasero,
dejé los arañazos de nuestros silencios.
y unos labios fúnebres que eran los tuyos.
Desde el momento en que la rutina nos ahogó,
preparé la despedida aquella noche al salir del Ateneo.
Ahora tocaba convencerme de mi existencia lamentable.
Sabía del consentido sonido del teléfono,
sabía que frío,sabía que insulso y distancia,
sabía que lo sabrías.
No precisé de paraguas
para esconder el descaro de las súplicas
que me susurraste a través de la ventanilla.
Adiós, amor.
Los días pasaron
y el aquelarre de lamentos, humo y destierro
ocuparon las siguientes horas de mi victoria.
Derrota inapelable… Sentir no se elige.
¿Me querrías sin aquellos momentos?
¿Me amarías sin días por vivir?
Supongamos que sintiera esa mirada no tan cerca
cuando tengo tanto miedo de tus besos
