Tú decidías si era falta,
eras el amo del balón,
y en el parchís siempre comías
mi ficha y te contabas mil.
Fuiste truhán años más tarde,
ese que en la manga guarda un as,
el que lanza dados cargados
y cambia las reglas a medio jugar.
Y ahora que ostentas el poder,
miedo me das, miedo me das,
pues tú sigues haciendo trampas,
y a tu sucio juego no voy a apostar.
Hoy controlas el parlamento,
y si no te gusta una ley,
en un plis plas otra me invento,
ya va siendo hora de ir a comer.
Banda armada de opiniones,
la mordaza os calmará,
y según de dónde vengas,
enaltecimiento o rebelión.
Y ahora que ostentas el poder,
miedo me das, miedo me das,
pues nada ha cambiado el niño
con el que nadie quería jugar.