Una terraza de madera,
la de un quiosco abandonado en el otoño,
donde llegan las olas; alguien las espera …
acostada sobre los tablones
mientras la luz de la tarde va cayendo
sobre la playa infinita, ajena a las prisas,
acariciando su espalda
con el viento suave de septiembre
y los rayos del sol.
Niña vagabunda, especie de Tom Sawyer
frente al Mediterráneo en todo su esplendor.
Sin ganas de pensar en absoluto,
expuesta sin más a los colores,
eternidad de los abismos
que conducen al olvido …
Mientras escribo estas palabras,
humilde intento de acercar
aunque sea un poco nada más
de esa inmensa gloria azul.